sábado, 31 de mayo de 2014


¡Madre!

 

Advertí cien mundos diferentes
bailando al compás de sus guitarras.
Están allí, precipitados y precipitándose
donde acaban mis sueños de mañana.


Siento alejarse la realidad
indiferente y dolorida,
en un pasar de días que se  alargan,
meandros anchurosos sin mar de cercanía.


Siento, madre, el sabor a sal impregnando las jarcias   ( que me llevan),
la espuma de la estela como guía,
mi equipaje ligero  sin viandas,
 y anchuroso mar inalcanzable'


Y yo aquí, madre,
mojándome los pies en charcos de pasado,
muerte del ayer y el hoy sin perspectiva,
desechando  ilusiones deshechas por sabidas.


¿Qué hacer ?, Madre ; ya ha caído la tarde
 y siguen allí con sus guitarras.
Dicen que son caminos de ventura,
sueño que son senderos de esperanza...


Y tú, como yo. mientras tanto ¡ muerta!
ahogando en la tierra mi llamada, acurrucando ensueños que eran míos,
donde tú eres real y yo el fantasma.


Si el silencio es el mar y tú el camino,
si tengo que viajar ligándome al olvido,
buscando  la Polar en rastrojales,
bajando la mirada, cerrando los oídos...

si el mañana es ayer y mi yo ya no es mío
¡Madre ¡...
dame tu mano muerta, y llévame contigo.

 

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